Bon Iver lanza “From” | Canción de verano para corazones en reconstrucción
¿Qué tienen en común un abogado de divorcios, una limusina y una canción de amor no correspondido? En el universo de Bon Iver, la respuesta es From, el nuevo sencillo de SABLE, fABLE, álbum ya considerado entre los más destacados de 2025. Lanzado hoy junto a un video dirigido por Asher Weisberg, From reafirma el compromiso de Justin Vernon con la belleza disfrazada de ironía, el consuelo en lo cotidiano y las emociones que se quedan a vivir con uno mucho después de que termina la música.
En el video, Vernon encarna a un abogado de divorcios que también funge como chofer de limusina para una pareja de recién casados al borde del colapso. Ventanas abajo, donas y latas de Old Style en mano, la pareja atraviesa una especie de comedia sentimental sobre ruedas. Todo bajo el eslogan de “Don’t Let It Trouble Your Mind”, la frase que podría resumir, con dulzura resignada, toda la filosofía del track.
Detrás de From hay un ensamble sonoro sutilmente apabullante: guitarra de Mk.gee (Michael Gordon), voces adicionales de Jacob Collier, co-escritura de Tobias Jesso Jr., batería programada por Jim-E Stack, y arreglos tan precisos como invisibles. Un coro emocional para los días cálidos en que lo único que queda es seguir adelante.
El lanzamiento se suma a una serie de visuales que acompañan a SABLE, fABLE, desde videos líricos hasta microdocumentales, construyendo un universo que trasciende el álbum para convertirse en experiencia. También llega en un momento donde Bon Iver ha expandido su impacto más allá de lo musical: desde su colaboración con el equipo Minnesota Lynx de la WNBA —centrada en la equidad de género y el apoyo comunitario— hasta la donación de más de 250 mil dólares a organizaciones que asisten a sobrevivientes de violencia doméstica y abuso sexual.
SABLE, fABLE no es sólo un disco. Es una conversación extendida entre el arte, la comunidad y lo que significa estar vivo en este presente. From es uno de sus momentos más honestos y ligeros, un recordatorio amable de que, a veces, todo lo que necesitas es sentarte en el asiento trasero y dejar que alguien más conduzca un rato.