Arcade Fire - Pink Elephant
La banda canadiense Arcade Fire tenía una tarea titánica en el marco de su regreso: entregar un álbum rondando lo perfecto, innovador o cualquier adjetivo que pudiera espantar a las moscas que desde hace un par de años los rodean, tanto por su calidad musical como por las denuncias sexuales contra Win Butler, voz y líder espiritual del proyecto. Pink Elephant no fue la respuesta, sino un rayón más a la radiografía de un pasado impecable, pero un presente cuestionable.
6/10
La banda canadiense Arcade Fire tenía una tarea titánica en el marco de su regreso: entregar un álbum rondando lo perfecto, innovador o cualquier adjetivo que pudiera espantar a las moscas que desde hace un par de años los rodean, tanto por su calidad musical como por las denuncias sexuales contra Win Butler, voz y líder espiritual del proyecto. Pink Elephant no fue la respuesta, sino un rayón más a la radiografía de un pasado impecable, pero un presente cuestionable.
Al margen de la situación de Win, que lamentablemente no tuvo una cobertura íntegra, Pink Elephant es un trabajo desalmado, sin fondo ni sazón. La maqueta se compone de 42 minutos, con tres interludios instrumentales que poco hacen, ya que no son puentes ni transiciones memorables.
Es cierto que el ensamble visto desde Funeral hasta, al menos, Reflektor nunca volverá, pero la eliminación actual de elementos sonoros no cumple una funcionalidad narrativa o expresiva; en este caso, menos no es más. Y parece ser adrede, pues el álbum suena a un monopolio entre Win y Régine.
Los saltos entre géneros musicales en Pink Elephant sólo refuerzan la incapacidad de desarrollar un concepto como Arcade Fire nos tenía acostumbrados, al menos lo que eran hace un par de años. Este departamento no exige que las canciones sean necesariamente seriadas o numeradas —como ocurre con Sprawl I y II o End of the Empire I-II a IV—, pero sí que posean cierta coherencia, conexión y unidad.
Otra verdad sobre la mesa es que el disco ofrece un par de despliegues de genialidad, pues no toda la magia se esconde entre el fandango de un notable estancamiento musical y conductas inapropiadas. Con sapiencia, sea de Arcade Fire o de la disquera, los sencillos fueron atinados, siendo parte de las piezas con mayor calidad dentro de las 10 disponibles.
Year of the Snake resalta como una de las elecciones comerciales del álbum; a la lista se pueden sumar las sorpresas Ride or Die y Alien Nation que, más que menos, proponen un rostro distinto de Arcade Fire. El punto máximo, quizá, sea la frenética Stuck in My Head, que con el contexto previamente citado se antoja más como un ruego de desesperación al no poder avanzar sin esas voces, arrepentimientos y la misma conciencia.
Sí: todo lo que ocurrió con Win Butler es un condicionante a la hora de oír Pink Elephant, que debería o no ocurrir, pero tampoco se puede bancar un álbum que deja tanto que desear, por mucho esnobismo o terquedad de querer ir en contra del flujo opinativo. Este retorno, a trompicones, deja un par de canciones grandiosas, pero una construcción general poco ambiciosa y el repliegue de un mal que el mismo Arcade Fire nos dejó al ser tildados, por propios y ajenos, como una de las bandas más influyentes de los 2000 para acá.
Deafheaven - Lonely People With Power
Hay bandas que maduran; Deafheaven muta. En Lonely People With Power, su sexto álbum de estudio, la banda californiana escarba en la herida que dejaron abierta desde Infinite Granite, pero esta vez lo hace sin anestesia. Se trata de un disco melancólico y, al mismo tiempo, lleno de poder.
9/10
Una catarsis iluminadora
Hay bandas que maduran; Deafheaven muta. En Lonely People With Power, su sexto álbum de estudio, la banda californiana escarba en la herida que dejaron abierta desde Infinite Granite, pero esta vez lo hace sin anestesia. Se trata de un disco melancólico y, al mismo tiempo, lleno de poder.
La banda rompió el silencio de forma definitiva con su primer sencillo. Publicado a inicios de año, Magnolia fue una bofetada inesperada: voces guturales sobre un muro de guitarras que no se escuchaban tan afiladas desde Sunbather. Y Heathen, uno de los puntos más altos de esta entrega, lo confirma con melodías llenas de sentimiento y riffs que profundizan en ellos.
La narrativa del álbum es clara y ascendente. Comienza en un terreno emocional erosionado por la pérdida y la introspección, pero va trepando, canción tras canción, hasta alcanzar un clímax luminoso. Deafheaven no ha vuelto al blackgaze clásico, pero tampoco lo ha negado. Hay momentos de furia contenida y también paisajes que recuerdan a New Bermuda, donde la belleza y el caos coexisten como hermanos que no se hablen.
El nuevo material culmina con The Marvelous Orange Tree, una canción iluminadora, llena de esperanza, ideal para terminar el proceso de catársis que el escucha experimentó durante una hora con dos minutos.
Lonely People With Power no es una reconciliación con el pasado, sino una afirmación: Deafheaven puede sonar como quiera y aun así llevarnos de la mano al mismo lugar: a ese sitio incómodo, visceral y bello donde el ruido no lastima: limpia e ilumina.
Vaya Futuro - Fuego, Guíame
Entre mantras y atmósferas pesadas, Vaya Futuro libera su quinta entrega de estudio, ofreciendo al escucha una experiencia intensa.
9/10
Entre mantras y atmósferas pesadas
Vaya Furuto libera su quinta entrega de estudio, ofreciendo al escucha una experiencia intensa, llena de significados ocultos y metáforas existenciales. La trayectoria de esta banda mexicana se caracteriza por una constante evolución en su estilo musical y esta obra no es la excepción: con sencillos como “Anteste” y “Otredad” dejan atrás el colorido El Peso del Mundo para adentrarse en una reflexión enfocada en la naturaleza y la crítica de la inmediatez actual.
Empezando con “Posesión”, donde los gritos viscerales se hacen presentes para preparar el viaje de emociones que se experimenta a través de 10 temas originales, dejando ver el lado más oscuro de Vaya Futuro.
La banda transita por distintos matices del dolor humano: la furia, tristeza y confusión están presentes tanto en sus letras, como en los espacios sonoros creados con riffs distorsionados y percusiones definidas. La voz acompaña las melodías plasmando el desgarre de un viaje hacia el vacío: donde la oscuridad parece no tener final.
El álbum avanza buscando la luz después del desgarre existencial. La canción que le da nombre a este material revela una voz que flota entre acordes armónicos para aterrizar en una cadencia gutural que no se había escuchado antes en Vaya Futuro. Al final, un respiro dentro de las atmósferas oscuras que crea la banda mexicana: “Ascensión”, que cierra en el principio, dando luz al círculo sonoro que culmina este recorrido al interior.
Definitivamente, el quinto álbum representa una evolución profunda en Vaya Futuro, ofreciendo una narrativa limpia y directa, con mensajes claros que corren de forma orgánica a través de melodías que enganchan al escucha de principio a fin.
Zahara – Lento Ternura
Zahara, una de las voces más influyentes de la música española, está de vuelta después de su catártico PUTA (2021)
7/10
¿Cómo responder a la opus magnum?
Zahara, una de las voces más influyentes de la música española, está de vuelta después de su catártico PUTA (2021), un álbum que marcó un punto de inflexión en su trayectoria. A años de dicho suceso histórico, ¿cómo se responde a ello? Fácil: destroza y vuelve a construir.
Lento Ternura (2025) es un digno sucesor en su discografía. En cierto sentido, sigue la vialidad sonora que abrió en su trabajo previo, pero a su vez lo refresca, lo resignifica y despedaza cualquier expectativa proyectada. Aquí, la rabia encuentra un nuevo lenguaje, entre canciones más melodiosas. Sin el escupitajo político que fue su entrega anterior, Lento Ternura es un álbum directo, sin maquillaje, un puñetazo en el rostro.
En su desarrollo, el abanico temático de Zahara revela fábulas novedosas, propias de una artista que dejó de necesitar demostrar algo hace años. Aunque es un punto y aparte, la esencia de PUTA se deja entrever en “Demasiadas Canciones”, un manifiesto explícito sobre el papel de la mujer en la industria musical, su visibilidad y las contradicciones de una sociedad que, por más que se pinte distinta, aún cojea.
La sucesión llegó, y Zahara logró transformar sapiencia en transparencia. Con ello, solo engrandece un legado que habla por sí solo.